jueves, julio 17, 2008

¡Estío va!

El calendario caprichoso, al tiempo que el ídem de quita y pón, no logra alternarnos del todo. Podemos estar al borde de un ataque de nervios, con la incertidumbre como mala compañera, el desamor y los no por respuesta como losas insufribles y uno mismo como enemigo number one... Pero hay que seguir, es la máxima del devenir. Y llegado este punto cuasi inicial advierto que no pretendo aquí ningún victimismo ni vanagloria posterior a mi propio escarnio o decaimiento. Es lo que hay, soy lo que soy y es lo que pasa. He dicho.

Los surrealismos a veces nos persiguen, visitan o directamente nos topamos con ellos. Iba mua en compañía de una bella princesa con ropa ligera a la par que elegante, de camino a un evento de moda, cuando el dúo amistoso se vio en medio de una procesión del todo marinera en honor a las Cármenes del mundo mundial. La más especial, para mí, la que me parió dolores mediante. Estaban las devotas metidas en sus ruegos y cánticos salvatorios mientras nosotros cuasi a codazos intentábamos abrirnos paso frente al paso procesional. Un cuadro de mantilla y demases. Pero llegamos a nuestro destino, un espacio tipo loft donde nos esperaba una noche de estreses entre bambalinas a la última tendencia. De forma casi improvisada se montó un desfile de moda joven, con varias modelos y un único modelo masculino. Por cuestiones de desorganización nadie se dedicaba a él, asi que me presté. Todo para hundirme al ver las carnes prietas de un Mister en ropas ídem, pero con sus vacíos más íntimos al descubierto, lo que quieta emoción al conjunto. Pese a todo el resultado fue curioso, una nueva muestra de que lo fashion esconde miserias y tonterías varias. Con fin. Pero con la sorpresa -que no era tal- del éxito presentable de mi princesa, que sin castillo ni corona conquista a su paso, incluso con tacones imposibles.

Al menos la noche siguió siendo posible con el encuentro con un variado gentío televisivo, buenos amigos y colaboradores de la esperanza catódica que me anima cada franja vespertina. Y allí, en una plaza ruidosa y alcoholizada seres anónimos o no tanto intentamos departir de lo divino y lo humano, entre poesías de un talentoso único en su especie, una historiadora genuina, una periodista rebelde con causas, una diseñadora coquetuela que conquista con su ser y una nostálgica ensimismada que enamora con un pelazo y unos modos de bella dama. Así cualquiera no disfruta una velada sin velero ni capitán pero con la bondad de las palabras, las miradas cómplices y el ser en comandita. ¿Quién dijo sol-edad?

1 comentario:

berto dijo...

Eso hay que tenerlo claro, hay que tirar para adelante, por mucho que pase, hay que ser optimistas.
No veas como se aprende con tus post, como me hacen reflexionar.
Muy bien lo de "Los derechos no se sortean" y gracias, te lo curraste mucho, aunque no esperábamos menos de ti. Fran quedó encantado.