domingo, octubre 05, 2008

En ocasiones los mundos para-lelos chocan con la realidad para-lelas

Será la edad. Será mi sentido emo de la vida. Serán mis pesares intrínsecos. Será que la noche no es para mí. Será, será... pero es salir bajo las estrellas un fin de semana y querer echar a correr. No porque no disfrute de mis planes o compañías, que todo lo contrario, pero es que aún no he logrado desarrollar ese mecanismo de escapismo de la realidad adyacente. Así que miro a mis alrededores y me sube un vómito supino. No entiendo los clichés sociales que se dan cita por las noches. Es como si el mundo hubiese asumido una teatralidad horripilante de seres que degradan las capas humanas y se esfuerzan por rebajar la realidad. O esto o que, definitivamente, soy un inaguantable sin aguante ajeno. Que tampoco me extrañaría, dado mi encierro catódico de no veo más allá.

Me preocupa especialmente la extensión de la clase púber con suma horaria en su escalada de grados y gramos. Todo eso les hace pasear una ausencia formal, empezando por su propia imagen, reduciendo tallas y largos donde no debieran, mostrando para antideliete de los otros y derramando testosteronas y estrógenos en cantidades industriales. Así que van desatados, mochan a cada paso y buscan cuevas de placer para descagar con electricidad penúrica sus bajas pasiones. Cómo no va a bajar la calidad seminal de este país patrio con tanto paria insufrible. Dan pena, con esos cortes de pelo ellos tan engañados y esas tiranteces encoletadas ellas para deleite de sus caretos chonicidas. Claro que no es el único grupo perdido. Algunos maduros y -duras sin sitio vital buscan uno donde la oscuridad sea protagonista. Los locales de salsa parecen situarse en el top de sus guaridas. Allí cebolletean consentidamente mientras unas canciones delictivas revientan tímpanos y sentidos musicales. Cabe decir que la belleza no es su don, pero se desenvuelven gustosos y -osas.

El mundo ambiental o mariquitown tampoco está mejor. La capa caída de los capos de lo rosa se evidencia desde tiempos ha, cuando muchos jóvenes con ínfulas de jóvenas se travisten para hacer de sí unos esperpentos de venta cárnica exprés. Eso unido al gremio de bollería antifina y violentable, o las mariliendres, esas amigas tan locas como sus amigos delicados, construyen un panorama surreal. Sin olvidar la incorporación cuasi en masa de manes salvajes, con su derecho total de pasar del ordeño de vaca al de la loca... Aunque no controlan sus olores ni efluvios corporales, para bochorno personal. Carne de antidiva. Nada que ver con el espectro boho-chic o boho-rock, los alternativos de diversa estirpe que tienen sus espacios de no inclusión y de ciclotimia constante. Hacedores de sus mismidades y felices de haberse conocido y de jugar a cada oveja negra con su respectiva.

Quedan más clases, como la pija, esas niñas tan emperladas y adineradas en su propio look que juegan a ser malas con coqueteos absurdos mientras atesoran su virgo al mejor postor. Todo sea por la herencia. Y esos chicos engaviotados que temen a los restos y sólo hablan de superar la crisis y el peloteo del paddle o lo que no lo es. Si es que todos estamos enclichetadados, como los metrosexuales, ya tribu más que considerada. Bien vista por tantas (-os) y rechazada por muchas masas por lo irreal del asunto encremado y exagerado. O las chicas sin misterio. Las que muestran porque piensan que insinuar es una pérdida de tiempo. ¡Qué frío para sus cuerpos! Imagino que más tarde lo compensen.

No es esto una radiografía real ni concienzuda, pero sí un recorrido a lo que ven mis ojos una noche de terror. Me siento tan fuera de lugar, de situación, que sólo quiero constuir mi propia realidad. Que para lelo ya estoy yo.

3 comentarios:

Sil dijo...

¡¡Hola!!

Me he reído bastante con tus descripciones de las tribus urbanas, aunque percibo cierto dejo de negatividad, e incluso tristeza.

Yo nunca he creído demasiado en eso de las tribus, aunque sí, reconozco que existen. Las tribus y los grupos. Y aunque yo pertenezco a un grupo (realmente, a varios), quizá por el hecho de que éste o estos sean increíblemente heterógeneos e indescriptibles, siempre he creído firmemente en la individualidad. Cada persona es especial y es un mundo distinto. Es cierto que necesitamos pertenecer a un grupo (véase familia, amigos, etc.), pero no llegando al extremo de tener que identificarse necesariamente con una tribu.

Bueno, no me alargo más. Lo que quería decir con esto es que no tienes motivos para preocuparte porque no encuentres tu lugar en la noche (o en el mundo, que es lo que realmente saco en conclusión de este y otros posts, y algunas muchas otras cosas). Muchas personas estamos igual que tú. Pero eso no es malo, ni tiene por qué hacerte sentir mal. Tú eres único y especial, y eso es lo importante. Todos lo somos. Puede que no pertenezcas a una tribu con la que te identifiques (ni falta que hace...), pero perteneces al mundo, y él te pertenece a ti. Y tienes a los tuyos, que te queremos mucho.

NityaYang dijo...

Pregunta de quesito amarillo: Pero corazón ¿a qué grupo de todos esos quieres y deseas pertenecer? Creo que si creyeras en tu credo serías tú el que mostrara una nueva tendencia a la que se sumarían muchos.
Sugerencias: el grupo de los gafas (suena peyorativo), el del carlotismo, el del mojito liviano, el de... ¡DI TÚ ALGO, que imaginación te sobra!

Toma este te: TE quiero

Copito dijo...

A mi me ha encantado, me he reído mucho pero estoy con sil en lo que dice, en todo.
Por lo demás, me siento yo igual cuando salgo pero miro alrededor y tengo a mis grandes amigos entre los que tu estás y se me hace que no soy la única loca del mundo,jejejej.
El sábado salimos y criticamos a todo chichiriburri,jejeje
besazos