viernes, marzo 06, 2009

Se paró el tiempo

Utópico o ciencificcionado, pero una necesidad que, a veces, te pide el cuerpo. Una reclama que te supera y que cabalga en los pensamientos a ritmo acelarado, con las ganas de abandonar un estadio para entrar en otro y permanecer en quietud por siempre jamás. Así me encuentro, con las ganas locas de escapar sin ánimo de retorno. Porque pese al disfrute circunstancial de lo cotidiano me tiene abotargado, sumido al estrés, acelarado y desganado sin remedio. Consecuencias del más es más y de que aquí el no corre puede que vuele. Y sí, pretendo volar pero a otro contexto donde hacer cura de espantos, donde practicar el reencuentro vitalicio, la charla de larga extensión despublicitada, la kilocaloría de ingesta en retardo y hasta la terapia de bolsas comprantes. Propósitos que siendo posibles o no bastan como para encarar una huida de ida y vuelta.

Pero más allá de la propia parada espacio-temporal, hay que recordar lo mucho que esa misma fracción nos depara en sí. Porque ella en suma conforma nuestra nostalgia memorística, esa que nos viene a la mente de golpe o que con fruicción lucha en las entrañas para hacerse con su silla y no perderla ni con viaje a Sevilla. Son los momentos que nos hacen, en individual y en colectivo. Esos que redondeamos y hasta escenificamos a la mínima ocasión, regodeándonos en frases, detalles. No importa, sí el conjunto y el significado que nos alimenta.

Por eso quiero alimentarme, que luego no queda más remedio que sufrir la dieta estricta del día a día. Hasta entonces me alío con el tiempo, lo de liarme es más misterio... Y si de paso paramos lo que haga falta, mejor que mejor. Seguro que un taxi no falla.

No hay comentarios: