martes, diciembre 06, 2011

Ay extendido



Uno. Único. Doloroso por real. Ausente por desgracia. El compás de los latidos no engaña. Por qué negarlo cuando toca sufrirlo. A veces se contempla en otros ojos y es capaz de remover tanto como en origen. Su esencia esquiva no impide visualizarlo. El tiempo no derriba los muros cincelados con sentimientos. La verdad se antoja cruel. Y el engaño hecho olvido es inútil. Una sombra te acompaña y un silencio se apodera de tus entrañas. Temes y ansias ese reencuentro que nunca llega. No sabes cómo gestionarlo. De qué hablar. Qué cara poner. ¿Quién estará mejor? Te tortura saberte pededor de un partido que nunca quisiste jugar. Sobraba con el calentamiento global, con la punzada hiperrealista que pasó de largo. Para no quedarse. Para volar. Y convertirse en irrepetible. Lo sabes y convencerse de lo contrario es una utopía. Me queda el suspiro infinito de no tenerte.

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