domingo, noviembre 27, 2011

Buenos vs. Malos



Se necesitan. En ocasiones se quieren hasta odiarse. El equilibrio entre ellos es imposible. Lo saben y lo utilizan. En todo cuento hay buenos y malos y en nuestras vidas también. Directos o invisibles. Sinceros o farsantes. De todo hay y sufrirles, para bien o para mal, tiene consecuencias. Quien más y quien menos sabe calificar a sus gentes y espera mucho o poco de cada cual. Pero las sorpresas existen y se manifiestan espontáneas, reveladoras. Entonces el orden establecido se cuestiona. Las decepciones son efecto de las relaciones sociales y, especialmente, de esperar algo de... Craso error. Ya sea bueno o malo o viceverso. No eres porque te encontrarás en una trampa de difícil digestión. Unos y otros, con sus cosas, acabarán llevados por sus verdaderos instintos, no podrán mantener por siempre criterios coherentes. He ahí cuando flota la personalidad auténtica, cuando entiendes que al final todos son (somos) iguales. Diferentes por necesidad, no por gusto. Entenderlo y asumirlo cuesta. Sobre todo cuando ya tienes heridas. Cuando no has tramitado el pasaporte de la ausencia. Hay que apostar por uno mismo y nuestra propia dualidad para no ser víctimas de los gladiadores que golpean con una sonrisa. De candidez o de crueldad. No demos margen a esos que buenos o malos se preocupan tanto de sí mismos que olvidan a quienes les han aupado en el camino. Que luchen, pero en otra parte.

No hay comentarios: