sábado, junio 28, 2014

Orgullosamente



Estaríamos perdidos si el sentir fuera programado por ordenador. Nos llevaríamos las manos a la cabeza, víctimas de la invasión tecnológica, dueña de nuestros latidos. Lo espontáneo mutado a código binario. Pero por muy insólito, impensable o inalcanzable hay quien aplaudiría tal insensatez. De hecho, lo han intentado históricamente negando, condenando y rechazando la libertad emocional de muchos. Es triste que a estas alturas queden mentes tan obtusas que no entienden de respeto. Y sí, me centro en la celebración de los derechos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. De las personas que aman diferente. Con orgullo, con pasión, con libertad. Palabras huecas para los moralistas y antiguos, incapaces de esforzarse en tolerar. ¿Acaso va alguien a atacar su estructura de vida? No, pues que no hagan ese ejercicio cercenador con el resto. Los años me llenan de argumentos para pensar que todos esos neandertales no son más que víctimas. Encerrados en sus mundos opresores. Limitados por miedo a ser ellos mismos. No podemos permitirnos más silencios, ocultar nuestros besos, esas caricias impulsivas o las miradas de deseo. Así se da alas a los tristes de espíritu y sumamos peso a su impertinente negación. Desde mis primeros pasos de reafirmación personal, encuentros con luchadores adalides de la visibilidad, juergas iniciáticas, amores equivocados... mucho hemos avanzado. Lo sé. Tenemos una ley de matrimonio y hay muchas conquistas (necesidades) en cuestiones de salud si hablamos de VIH o disforia de género. Pero queda mucho camino por recorrer. Aquí y mucho más fuera de nuestras fronteras. Incluso más allá de Chueca y su arcoiris al viento. Un prestigioso psicólogo/sexólogo me decía hace unos días que ya no encuentra testimonios desgarradores de identidad como hace unos años. Sí de condena, de efectos secundarios por el rechazo frontal en familias o entornos propios o de la pareja. Imposibilitando así quereres auténticos, por la bajeza emocional de esos ¿seres? ¿queridos? No podemos permitirnos rebajar libertades, depositar en manos ajenas nuestra verdad. Violencia, insulto son manifestaciones de su incapacidad. Basta ya de hacernos pequeños. Queremos, somos y estamos orgullosos. Y si a ti no te gusta habla con tu mano o con tu armario. 

No hay comentarios: