domingo, agosto 31, 2014

Tan solo tú



Hay muchas actualidades. Unas más tremendas que otras. Pero en estos últimos días se viene hablando mucho de armarios. Y no porque Ikea haya lanzado su nuevo catálogo (que también), sino por la espontánea declaración de amor lésbico de una Miss España. La bellísima Patricia Yurena Rodríguez ha llegado a lo más alto en certámenes internacionales y poco tenía que perder en mostrarse sin dobleces. Fue en una foto y con un pie de tal muy elocuente. Romeo y Julieta. Y donde muchos hubieran esperado a un fornido Ken, aparecía una muchacha. La responsable de erizar su piel día a día. Los comentarios incendiaron las redes sociales y la protagonista asumió con total normalidad su muestra de amor. Un gesto que habla de libertad, normalización, avances, dignidad... El mismo que silencian, por miedo, tantos y tantas en su pleno derecho de guardar intimidad, pero víctimas de las consecuencias sociales de mostrarse tal cual son, tal cual quieren. He ahí el drama. No en el ejercicio personal e intransferible de salir del mundo gris y oscuro de las mentiras, del ocultismo sentimental. Sino del efecto que la verdad tiene sobre las carreras profesionales, la imagen pública, el entorno familiar, de quienes aman en contrasentido. Si se pude considerar contrasentido AMAR, así en mayúsculas.

Toreros, futbolistas, cantantes, peones de obra, modelos, bomberos, policías... Un desempeño profesional poco tiene que ver con las cabriolas de cama que cada cual realiza con quien le da la real gana. Las mentes obtusas siguen negando y condenando al ostracismo, en mi opinión por traumas y bajas pasiones mal curadas. Llamó mi atención que, al rebufo de la guapísima con banda, una presentadora de televisión lanzara un discurso que pretendía de máximos y resultó de mínimos. Si quería normalizar se mostró descafeinada, porque no dio el paso al frente definitivo que se espera de alguien con notoriedad pública, que puede ayudar a un gay o lesbiana de pueblo a tener un referente real. Se necesitan modelos en positivo para construir una identidad pública fuerte, capaz de asumir la lapidación verbal, cuando no física, que los neandertales ejercen sí o sí. Chueca hay sólo una y fuera de sus límites no es fácil expresar deseo, acariciar a tu pareja, caminar juntos de la mano, besaros como si no hubiera un mañana. ¿Quién tiene que dictar las normas del amor? ¿Por qué juzgar a los otros por sentir? ¿Hace mejor o peor persona a alguien que su pareja sexual sea un hombre o una mujer? ¿Cuándo dejará de ser noticia que alguien salga del armario? ¿Cuándo dejaremos de cotillear sobre qué o quién gusta a tal o cual persona? Es absurdo perder energías y hacer de nuestra vida una mentira a cuenta de la ineptitud ajena. No es necesario etiquetarse, ni mucho menos, pero nunca negar la esencia personal. Compartirla es decisión propia. 

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