lunes, mayo 05, 2008

Shopping without fin

Qué mejor que darse a la bondad de la práctica fashionista de idas y venidas, con cargamento embolsado cual Pretty Woman para confirmar que una amistad entiende de recontextualizaciones y fondos de armario. Divertido hacerse con las calles entre armas de destrucción masiva emperchadas y liquidaciones de neón para desatar bajas pasiones de consumo deslimitado. Curioso que el trayecto sea una constante de paradas felices, como aquellas horas mozas en que el fenómeno cachi se multiplicaba para la ingesta de alcohol en sangre. Sólo que en nuestra ruta las dobleces eran entre complementos para generar árboles de Navidad con patas y depilación a la cera, más barata que la practicada por láser.

Lo mejor de darse al shopping en dualidad es que se puede jugar a los estilismos, ante miradas atónitas de una ciudad de clases (más malas que buenas) y patrones fijos-continuistas. De modo que saltarse la ritualidad y hacerse notar en las tiendas genera el mismo efecto que los parlamentos incomprensibles del ser llamado profesor de estilismo de CutreModelo DosMilPocho. Léase el Diario Catódico para contextualizar. El tema es que entre cambios exprés de mi ínclita Neraka, consumí mi vacío a la mirandola aclarando las dudas estilísticas de pobres adolescentas de gusto difuso o adultas necesitadas de una amiga sincera. Incluso las dependientas se pusieron de dientes largos y alabaron mi labor redundante con cheques regalos o contratos indefinidos que quedaron en el aire... Y es que, amigas, si yo puedo tú también.

Pero lejos del tonterío, es agradable salir a practicar el comprismo y volver a casa con un cargamento que ríete tú de VickyBeck en días de visita reglosa. La terapia de la etiqueta, del chicle de la moda, de rellenar los huecos chic de tu ropero. Visualizando siempre cada estilismo, cada puesta o apuesta. Todo un regalazo que da sentido a estos días vacíos. De relleno. No olvidables porque sería injusto, pero sí mejorables.

Pasaron muchas cosas, cayó un presidente, pió o malpió un pajarismo, manifestaciones tomaron las calles con nostalgia, los libros desempolvaron polvos e ideas, hubo visitas, pérdidas, adquisiciones, visiones ácidas, acidez de estómago, lecturas y tecleos de impulso... Bien. Ahora se vislumbran proyectos, ideas, sueños, personas, viajes, quereres, poderes... Magia.

¡Me lo compro!

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