domingo, mayo 06, 2012

Querida Concha



Imaginar más de medio siglo sobre los escenarios, haciendo de tu vida una constante ida y venida, con focos y flecos, tacones y pintalabios rojos. Es la mejor carta de presentación de Concha Velasco, algo más que una dama de la interpretación, una showoman capaz de reinventarse y epatar con su público. La primera en reírse de sí misma y airear sus 72 años enfundada en unas medias negras tupidas y una sencilla blusa de raso crudo. No necesita más, ella lo es todo. Una vida de guión, que vertebra su musical a medida, 'Yo lo que quiero es bailar'. Tras su visionado uno tiene ganas de dar brincos, retomar ilusiones y olvidar sinsabores. Con pasión y vocación artística la vallisoletana ha sido capaz de transgredir su propia biografía. Yeyé y más. Con o sin Goya, no necesita más que interpretar su mejor papel, el de Concha, para saberse pieza clave del entertainment patrio.

Y qué decir de ella en las distancias cortas. Profesionalidad no, lo siguiente. Un torrente de cariño, el que regala y que necesita para seguir tomando el pulso a su realidad en celuloide. Era nuestra segunda vez, dos años después, y me encontré a la misma mujer vital, optimista, de ojos chispeantes. Maestra y coqueta, fiel a su lado bueno. Recordé mi infancia de simulacros espectaculares, reproduciendo los grandes formatos televisivos que la chica de la Cruz Roja compartía con millones de espectadores. Audiencias impensables hoy con formatos blancos de esencia y explosivos en color. Se emocionó. Mi nostalgia de aquella frivolidad inocente sumaría a la de miles, millones, que en tanto tiempo han puesto rostro a su público entregado. Entiendo que una cómica, en el sentido primigenio del término, ha de sentirse pletórica al saberse útil. Y sí, volver a aquellas noches frente a la tele era entender que la Velasco puso en mi la curiosidad por saltar el cristal. Compartir encuadre a su lado resulta hoy todo un honor. 

Habrá muchas Conchas, pero Velasco sólo una. La Conchita que falseó su DNI con 14 años, entregada a su pasión de bailar. Era el principio del fin infinito que nos regala desde entonces en cada uno de sus trabajos. Que no se cierre el telón...

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