sábado, marzo 08, 2008

Condición femenina



Hoy no es un día cualquiera. En realidad, ninguno lo es. Pero cuando las fechas del calendario tienen contenido, todo cobra más sentido. Cada 8 de marzo se recuerda a las mujeres, se las ensalza y se valora sus capacidades, muchas veces relegadas en este mundo de machos cabríos dominantes. Condensar los méritos femeninos en un día es más que injusto. Merecen el aplauso y un olé bien alto a cada paso. Ellas conquistan, desde el silencio o el grito desgarrado, terrenos minados. Se reafirman desde la dictadura del tacón y la belleza, pero sin perder su dignidad colectiva. Y si alguna ceja en el empeño o se deja perder por sus malas artes, queda en eso, en una invidualidad mal entendida. Por mucho que algunos arpías extiendan la cortina de su incomprensión.
Mi álbum de sentimientos y como sentidor es femenino por mayoría absoluta y bien dispensada. Sabe a labios carnosos, huele a aromas de ternura y rezuma palabras susurrantes. Ellas conforman mi todo y me regalan contextos, momentos, miradas, silencios, reproches, nostalgias y expresiones futuras. El entiendimiento es recíproco, ante la incredulidad de los ojos intolerantes y los sapos aculebrados por insulto gratuito. No es fácil ser mujeres, pero es más enriquecedor. Con sus armas, sus posibles y sus sueños saben dotarse de entornos de bienestar y tienen más capacidad introspectiva y fondo suficiente para la escalada de la vida. Se les acusa de muchas perrerías injustas. Se les atribuyen adjetivos manidos, meros tópicos del enemigo en combate. Se niegan o ocultan sus avances. Intentan vestirlas de negatividad y peyorativismo, pero ellas saben levantar la cabeza y defenfer su camino, empedrado pero sin meta.
La desgracia impide que no todas puedan dar lo mejor de sí mismas porque la injusticia, la intolerencia y la barbarie siguen cebándose con un género que está por encima de su sexualidad. El paso de los siglos sigue siendo parco cómplice con la existencia con nombre de mujer. Cuando los homenajes se diluyan, podrá sentirse en femenino con el sentido de lucha justa y necesaria, pero incorporada a un mundo que necesita de ti, mujer.
Hoy hace 17 años una mujer y madre volvía a dar sentido a la vida trayendo al mundo otra. Mi madre y mi hermano quedaron conectados desde entonces y la nostalgia del tiempo no viene más que a justificar que el trabajo femenino no tiene barreras y que llega hasta la cima, el paritorio, el primer contexto común.

1 comentario:

SemiSueca con frío dijo...

Ojalá no hubiera que reconocer ni celebrar este día. Lo mismo pienso del Orgullo Gay. Espero que con el tiempo se dejen de celebrar cosas obvias, derechos y libertades reconocidos por propios y ajenos, naturales y normales.

Por la normalidad de las cosas mejor ignorar cualquier tipo de celebración al respecto. Lo importante no es celebrar ni dedicar un día a estas cosas, sino cada día de la vida. Eso es y sería lo normal.

Besos de mujer ;)