martes, marzo 18, 2008

Santa Semana

Si hay una época del año que considere innecesaria es esta semana que alguno quiso santificar. Y claro quién va a negarse a tener días libres y desocupaciones. Se demuestra que este país sabe cómo dotarse de ocio sin sentido. Porque el porcentaje de creyentes y con pasiones vivientes es más que mínimo. Mientras, el resto se sube al carro de este estado de supuesta aconfesionalidad pero de modales cristianizantes agudos. Inexplicable.

El otro día, en una de mis idas y venidas por esta ciudad mamporrera me topé con un ensayo de paso a paso con imagen telúrica en lo alto. Los mozalbetes de moral confusa sudaban la gota gorda, todo sea por el perdón de los pecados. Porque otro rédito no me cuadra. Huí despavorido de la visión rancia de la pública exposición de los templos figurinizados de la fe. Pero cuál fue mi bochorno que a escasos metros me di de frente con una carpa sin DJ pero sí con plañideras y amantes de la iconografía proVaticana. Qué orgulloso estaría Mister Sotana 2008 de comprobar que aún quedan ilusos de su causa. Y es que a estas alturas de partido sigo sin entender los aplausos a una jerarquía que sabe engañar y hacer creer a descreídos. Me arriesgo a críticas pero no hago más que expresarme tan abiertamente como estos neandertales con causa de oro y recaudaciones limosneras de confusión. Aunque ahora que una teoría indica que Jesús pudo ser negro les acompaño en el sentimiento, porque ellos son los primeros xenófobos planetarios.

Me fui por los ramos sin domingo cuando quería argumentar mi aversión a esta santa semana. Por cuestiones de biografía personal me recuerda a tiempos pretéritos y personas momificadas que se escondían en una fe de quita y pon. Una auténtica perversión de los conceptos católicos hechos persona que me animó a enviar al baúl de los despropósitos a todo lo que sonara a saeta y paseíllo de paso procesional. Si a eso le sumo la presencia paquirrona en el contexto santificador de velas kilométricas y de rezos a gustitos, pues el sentido último de estos días se perdió para mí. Además son carne de masa alienada y, en general, me proclamo antimasa que no antigrasa. Por mucho que una vez al año pasee mi orgullo abanderado. Pero ocasiones así con ritual omnipresente y simbología pasada me revuelve lo peor de mí mismo.

Con todo esto, en mi mismidad sólo entiendo de capuchones de latex en horizontal y de lemas no religiosos y sí vitales como el de la DGT: ‘Todos contamos, todos descontamos’. Así que únete a la causa y cuenta algo. Sin necesidad de conocimiento matemático, pero sí con gusto letrero. Lo de descontar ya lo practico yo a diario. Gracias.

Y dos, si quieres dosis extra lee mi diagnóstico cardiaco aquí.

1 comentario:

Copito dijo...

Tu cuentas como el que más.
Hasta mañana.
Besazos