jueves, febrero 21, 2008

Prototipas: Jennys, Chonis o poligoneras



No es mi ánimo ejercer de hijo de fruta de la tecla. No, porque daría más motivo a quienes defienden mi maldad como rasgo máximo. Pero sí quiero alentar mi mordacidad y esas visiones un tanto envenenadas que han podido caracterizarme. Y no puedo por menos que semblar a ese colectivo de mujeres exaltadas de sí mismas y de apelativo múltiple. Para unos son chonis. Otros las nomenclalizan como Jennys cuando no Juanis (con película ad hoc). Muchos las inscriben como poligoneras en toda su dimensión. Pero más allá de su identificación, se trata de una tribu urbana que explota las peores maneras estilísticas, lingüísticas y cívicas. Un cócktel explosivo que se encarna en estas jóvenes que por sí mismas han creado una tendencia de échate a correr que traspasa convenciones y se enraiza en el sentir popular con ánimo de incomprensión.
Para acercarse al fenómeno hay que chequear sus looks. Son amantes del joyerío en oro puro de dimensión extremada y visibilidad máxima. En ellas más es más. Destacan los pendientes no de arete sino de arazo. Propios para el salto del tigre. Sus ropas son muy chandaleras, plasticosas y viscosas. Siempre en tallas inferiores a la propia, con exhibición incontrolada de chichas, mollejas y demás carnes magras al peso. Cuando pretenden una imagen de etiqueta apuestan por cinturones anchos para el lucimiento del muslamen sin inhibición. Podrán calzar unas deportivas tipo mazacote o unos tacones desprestigiados. Por su maquillaje las conocerás, pues hacen acopio de todo a chino para remarcar sus rasgos con rayas que en un descuido pueden confundir en la noche loca. Sus labios no conocen márgenes ni comisuras con tal de provocar y evocar a divas de tanga de quita y pón. Un cuadro abstracto que se afanan en desperfeccionar con amalgamas supinas en rastrillos y ventas al chabacanismo...

Sus encuadres o contextos pueden ser varios. Algunas se camuflan en trabajos de esteticista o comercial de nuevo cuño, pero la mayoría sigue a la sopa boba dando el cante y el latazo en institutos varios. Espacios en los que suelen entrar en confrontación por un macho que llevarse a la boca o al asiento trasero. Y es que los coches les dan mucho juego, como segundo hogar. Customizado en el caso de tener un novio o rollo tunning, de esos que compran accesorios grotescos con las iniciales de la pareja bordadas para bochorno general. También son comunes en transportes públicos para desaliento de los sufridos compañeros de viaje. Allí dan rienda suelta a sus bajas pasiones barriobajeras y a voz en grito se retratran. Eso sí no juegan al mejor politono en pos de una discoteca móvil sin go-gós.

Las patadas cual burradas al diccionario se integran en su locuacidad. De la que se valen para destacar sin mérito ni solicitud. Y es que una conversación reflexiva con estas ejemplares de la indignidad femenina es una utopía. Son ladies de lo chabacane, de la expresividad embrutecida y el insulto como muletilla vital. Lo siento por ellas pero son unas cutras.

Un cúmulo de despropósitos hechos personas que se reproducen por esporas choniles entre contextos de choque. Todos merecemos una segunda oportunidad y seguro que ellas saben mutarse a tiempo, porque miedo me da pensar que en el futuro los asilos sean territorio de ancianas sobrecargadas y con el malgusto por bandera.

Siempre he confiado en la reconversión de los desconocidos.

3 comentarios:

SemiSueca con frío dijo...

Este post me anima a ver la película de Bigas Luna "Yo soy la Juani" (2006). Me encantaría verla contigo, pero no sé cómo vamos a andar de tiempo.

Me encanta que describas prototipos fruto de las tribus urbanas que nos rodean, y he encontrado una página muy interesante que habla también de este fenómeno (quizás te interese):

http://www.fueradeclase.com/
public/es/confidencial/
DesarrolloTema.asp?tema=Tribus%20urbanas

Y hace poco oí buenas críticas sobre este libro:

"Tribus Urbanas", de Daniel Lozano y Lola Delgado. Editorial: La esfera de los libros, 2004.

Más info:

http://www.esferalibros.com/libros/
librodetalle.html?libroISBN=8497342046

Besos de urbanidad tribal con estilo Momento C. ;)

Anónimo dijo...

jajja, me ha encantado, ademas un dia ya te comenté donde y de que amnera vestían las chonis"pijas""dos onceptos que se repelen pero que juntos hacen gracia.besazos a mis chicos que me quieren a pesar de todo.copito

Anónimo dijo...

QUÉ RAZÓN LLEVAS.
Este es el único colectivo social que me provoca arcadas.
Ojalá se extingan, no hacen ningún beneficio a la sociedad.