viernes, marzo 28, 2008

Frenesí mixture

Qué grandeza la de la mezcla indiferenciada, la cazuela de gentío y lo ecléctico como seña de identidad. Por mucho que se conozca una realidad -paralela- la huida de provincias siempre provoca un impacto. Es el reencuentro con un submundo mágico de idos y venidos que parapetan los sueños de grandeza social y de exaltación del yoísmo. Instalado me encuentro en este paraíso de lo impredecible tras un vuelo de bajo coste con rifa en el lote y un yiha final de aterrizaje. Surrealismo por los aires con tintes de Carrefour con venta de colonia a granel y desodorante de celebrity. Con sustos entre nubes por la impulsividad mal entendida del piloto conseguimos alcanzar tierra. Entonces te invade la sensación que cuando has sobrevolado la realidad alguien se ha tomado la molestia de cambiar exprés el decorado y transportarte a una nueva localización. De la bahía a la gran vía.

Y por ella los pasos son más. Crecen como los peces y las miradas se entrecruzan. Las conversaciones se confunden. El estrés es el rey. Tiene a sus lacayos atacados con el frenesí fashionista, la imposición del gaferío xxl como signo de poder y la actitud de destroyer como sinónimo de posesión del terruño tendencioso. Nunca acabaré de acostumbrarme a las ínfulas de unos con sus look de dandy de pacotilla, mezclados con los urban chic o los heterogays sin personalidad pero anabolizados sin fin... Esto es el cuento de no acabar del surrealismo hecho gentes. Lo mismo ves hombres anuncio que mendigos de circo o vendedores ilegales de oro del que traficó el... Mientras otros se posicionan en el olimpo de la verdad absoluta y pasean con aires impropios, pelos disparados o tintes imposibles. Aunque para impropios los chulazos que te abofetean cruelmente con su negación. ¡Mírame y no me toques! Los hay vomitables, otros son más que adorables. Les pondrías no un piso, una urbanización de lujo.

Pero mi lujo son los seres queridos que aquí me arropan en el momento revival. Con sus problemáticas o sus agendas supinas saben estar a la altura y me cuidan por encima de mis méritos. Eso es de aplauso mayúsculo y cariños de oropel. Cuando no bacanales kilocalóricas de emociones nostálgicas, con la mochila del tiempo como equipaje común. Sólo por eso estar aquí, escaparse con sentido es deseable. Quizá sea motivo más que suficiente para soñar con un nuevo exilio, a sabiendas que éste sí es mi contexto. Quizá teclea el frenesí del momento, pero el futuro puede ser una incógnita emocionante. Espero compartilo contigo, contextualizador en la sombra. Teclea, teclea.

Más que besos, deseos desde Madrid.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguro que en madrid encuentras lo que buscas, pero aqui estamos y te queremos.perrea, perrea,jjaja.besazos.copito

SemiSueca con frío dijo...

Pues de provinciana a idem masculino he de compartir tu sueño en mi imaginación.

Qué grato sería volver a ser vecinos, más aún de ese momento c. trasladado ahora a la capital del reino del estrés. Te noto de relax alegre y eso me gusta, disfruta de estos días y pronto nos veremos, lo sé, porque mi regreso se acerca...

Qué tal un reencuentro madrileño con fiesta dentro de poco??

Besos que se aproximan a ti, con muchos yeehhhaaaasss incluidos de esos que tú y yo conocemos ;)