martes, marzo 25, 2008

Pisando charcos



En la reinvención de cada día las nubes son dictadoras de nuestro devenir. Cuando se les antoja llorar sin fin se olvidan de los efectos colaterales en tierra con las mojaduras como pago a un tiempo adverso. Hay días que se reivindican y optan por escapismos intermitentes, dejando vía libre a Lorenzo y su soledad brillosa. Pero hoy no tocaba su presencia, por mucho que esa primavera que la sangre altera ya esté estacionada con ímpetu de permanencia difusa. Lo suyo es un contrato temporal y lo demás son tonterías.

Lejos de bondades climatológicas, todo lo contrario se posó sobre nuestras cabezas o paraguas amortiguadores. Servidor, poco amigo del accesorio antigoteo incesante, terminó la jornada cual buceador recién salido del océano. Ídem mis botas que un día pude vender a un tunecino ávido de calzado cosmopolita. Ellas, testigas frágiles, no esperaban nadar entre charcos y acabar más mojadas que las sábanas de las reprimidas ansiosas de caza –y cazador– en silencio. Aunque más allá de la aguadura, el día siempre tiene motivos suficientes como contextos gratuitos. Es lo que da la ida con venidas como mecanismo de transporte.

Entre paseos intrépidos de trámites literarios de última hora, caminatas entre calles con dispersiones sociales y anonimatos sin relevancia, tránsitos busísticos entre miradas no cómplices y gestos de lo anodino… Al final la miscelánea de sensaciones, de recorridos, de ojos encontradizos y talantes de lo cotidiano se antoja básica como pasaporte al conocimiento de la realidad propia y ajena. Sin máscaras y con la crudeza de la verdad verdadera uno aprende y absorbe infinitamente.

Además si el día incluye un encuentro con bacanal golosa, charla amistosa y sesión vistosa todo cobra más sentido. Más cuando en serie se toma en serio el tema del sexo y cuestiones tales como el amante veloz al cuadrado o la bondad propia en posición horizontal. Pero eso es carne de otro contexto, por mucho que sea un comedor erótico-social demasiado anoréxico. Normal que acabe encharcado, no vuelo por encima del suelo por causa/efecto del amor…

3 comentarios:

Miss Underground dijo...

Jo, me da pena por nosotros que somos esclavos del transporte urbano. Me da pena que te mojaras, snif, snif...

SemiSueca con frío dijo...

Ya me he enterado de los nubarrones y demás obstáculos que está teniendo Lorenzo para acercarse a tierras norteñas.

Al menos no pasais frío como aquí, en donde la alegre primavera ya me ha regalado un catarrazo de tres al cuarto, gracias a temperaturas de menos doce grados por la noche y nevadas infernales de corte de circulación.

A la vuelta de vacaciones en pueblecillo-fresco-sueco a la capital Estocolmo al menos me he alegrado de toparme con menos un grado en condiciones.

Gracias clima por subir once grados el mercurio en un sólo día!!!

Bardamu dijo...

The sky is crying, look at the tears roll down the street...